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| El escritor gaditano Juan García Larrondo. (Foto: David Rudilla) |
"El teatro
también se lee": Esa es la premisa que cita el dramaturgo gaditano Juan García
Larrondo y en la que se inspira el Salón Internacional del Libro Teatral. Una
cita que celebra esta semana su XIV edición en Madrid, y en la que el autor
presentará su obra Celeste Flora, publicada por Ediciones Irreverentes.
El texto, escrito hace diez años, es una de las piezas más conocidas de Larrondo, y ha sido traducida y representada en numerosos escenarios internacionales. Ambientada en los años de la II República, Celeste Flora narra el encuentro entre una botánica, acusada de asesinar a varias niñas y la psiquiatra encargada de evaluarla: "Quería contar una historia de enfrentamiento entre locura, pasión y razón... -comenta el autor-. El Franquismo ni siquiera le hubiera dado una consideración a una persona así, pero en la época de la República sí que se dieron iniciativas a cargo de médicos españoles que se dedicaban al estudio de enfermos mentales, y sí que hubo mucho intercambio de personas de otras universidades europeas que hicieron estudios de algunos presos. Tampoco quería que sonara demasiado actual, sino que tuviera un carácter más atemporal..."
El texto, escrito hace diez años, es una de las piezas más conocidas de Larrondo, y ha sido traducida y representada en numerosos escenarios internacionales. Ambientada en los años de la II República, Celeste Flora narra el encuentro entre una botánica, acusada de asesinar a varias niñas y la psiquiatra encargada de evaluarla: "Quería contar una historia de enfrentamiento entre locura, pasión y razón... -comenta el autor-. El Franquismo ni siquiera le hubiera dado una consideración a una persona así, pero en la época de la República sí que se dieron iniciativas a cargo de médicos españoles que se dedicaban al estudio de enfermos mentales, y sí que hubo mucho intercambio de personas de otras universidades europeas que hicieron estudios de algunos presos. Tampoco quería que sonara demasiado actual, sino que tuviera un carácter más atemporal..."
Así, en el desarrollo de la obra, vemos cómo las dos posturas, en principios antagónicas, cada vez van acercándose más: "Digamos que es una canto a la sinrazón a través de la razón -comenta Juan García Larrondo-. La obra quiere ser un alegato a la libertad, al intento de ir más allá de la verdad oficial de las cosas. Pretende decirnos que nada es definitivo. Por ejemplo, ni siquiera la locura justifica el mal, la injusticia o el comportamiento humano".
Asociar el mal absoluto, los crímenes, lo incomprensible, a la locura, es la solución propuesta desde la ciencia porque no computamos el horror desde la incertidumbre: "Necesitamos que nos digan que quien obra mal está loco-explica García Larrondo-. Pero el mensaje final de la obra viene a decir, precisamente, que “locura” y “maldad” no tienen por qué siempre ir unidas, si no que, en gran parte, las personas actuamos de manera sistémica, dependiendo del contexto en que nos viene todo dado".
Publicada en DIARIO DE CÁDIZ, 16 octubre 2013. PARA VER PULSAR AQUÍ.
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